Todos los recuerdos bonitos me abrazan tan fuerte que me ahogan. Me persiguen y se enredan entre mis piernas cuando menos lo espero. Hacen que las lágrimas acudan a mis ojos y pararlas se vuelve imposible.
Las ganas de tumbarme con él en la cama se hacen insoportables por momentos y parece que todas las canciones hablen de él.
Nunca me he considerado una persona con mucha fuerza de voluntad. Ahora no dejo de sorprenderme a mi misma, cuando en vez de acurrucarme en su pecho me hago una bola e intento respirar hondo, intentando olvidar la comodidad de sus brazos y el calor de sus buenas noches en mi oído.
Que ya no sé si es la idealización de esos momentos o si realmente podría funcionar otra vez. Pero intento recordar todo el proceso y añado los momentos en los que mi cabeza gritaba que no pero cedía para no afrontar las consecuencias. Vuelvo a repasar aquellos días en los que me sentía encerrada entre sus brazos y lo que anhelaba era la soledad que ahora me aterra.
Cómo se sale de este bucle que me reconcome?
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