jueves, 16 de septiembre de 2021

Still Young

 La ansiedad había decidido quedarse. Plantó la tienda de campaña en mi garganta y se dedicaba a hacer rappel por mi espina dorsal.

Las dudas me llenaban la boca y la tristeza se apoderó de todo lo que encontró a su paso. Pero cogí la maleta y me fui, porque era lo que tocaba, aunque no me apeteciera realmente.

Y menos mal que lo hice. A pesar de seguir notando que me ahogaba en algunos momentos, la calma empezó a invadirme sin que me diera cuenta. Las situaciones que antes se me hacían complicadas, no lo eran en absoluto, y relacionarme me resultaba más fácil.

Pero fue al volver, cuando me di cuenta de que algo había cambiado. Ya no me cuesta tanto levantarme por las mañanas, sonrío, me rio a carcajadas y la presión del pecho casi me deja respirar hondo.

Abrí la ventana y la luz hizo magia. Ojalá dure mucho. Ojalá se quede. A pesar de todo. A pesar de mi. 


lunes, 16 de agosto de 2021

La noche eterna

 Esta mañana, mientras fumaba y me tomaba el café al sol, me he dado cuenta de que mis cicatrices son más visibles ahora que mi piel ha cogido color.

He intentado hacer memoria, pero no recuerdo cuando o como me las hice. No recuerdo el momento en el que se me rasgó la piel y sangré.

Pero si recuerdo cuando me hice las cicatrices que no se ven. Recuerdo como intenté taponar las heridas hasta que la hemorragia superó con creces la presión que yo hacía para intentar para el flujo de dolor que salía por ellas. Algunas todavía sangran de vez en cuando. Se abren y me aterran por un momento. Me bloqueo, hasta que recuerdo el procedimiento que segui las otras veces. Tapar y seguir como si nada. Hasta la próxima. 

Tengo la sensación de que mi interior está lleno de cicatrices. Que ya no queda espacio para más. Pero siempre encuentran sitio. Han empezado a superponerse, por eso, con cada herida nueva, se abren dos anteriores. Y se mezclan. Sangran a la vez y ya no sé dónde poner los apósitos.

Hoy he descubierto que llorar deshace nudos. Y que el flujo de las heridas se para porque sale por los ojos. No lo puedo parar, pero calma. Sana. Apaga las brasas del cuello y me deja en un estado inerte, porque no siento nada después. Solo oigo el vacío.

jueves, 22 de julio de 2021

Despertaré

Mira a la vida como si se la fuera a comer. Desafiándola y aguantando los golpes. Aunque se resquebraje a veces. Se sacude el polvo y continúa. Con el corazón de piedra como dice él, pero protegiendo el centro de gominola.

Si te asomas dentro de su cabeza te perderás. Tiene un laberinto de puertas y ventanas interconectadas, que te llevan a parajes inigualables y que hacen que escoger una sea imposible, como cuando eras pequeña e ibas a la biblioteca y te abrumaba tener que escoger solo tres libros, porque los querías leer todos. 

Podrías perderte en el mar de su piel. Naufragar con los vaivenes de su pecho y jamás pedir auxilio, porque no has conocido mejor puerto que sus brazos ni mejor ancla que su sexo dentro de ti. 

Y sus ojos, que son lupas al sol cada vez que te recorren y se posan en cualquiera de las piezas que te componen. 

A veces tienes que parpadear cuando su luz te ciega, cuando te das cuenta de que podrías pasarte horas contándole los dientes cuando le ves sonreír. 

Y te ríes cuando es tan inocente que no sabes si realmente es así o lo está fingiendo. Pero reprimes los abrazos, porque hay muchos países de por medio, y kilómetros, y personas que se fueron pero dejaron su sombra.

El miedo te susurra al oído y cada vez te aprieta más fuerte. Pero esta vez no le quieres dejar ganar, así que intentas huir, te refugias en ese pequeño rincón que guarda las cosas reales y que está impregnado de él. Donde te sientes segura. Y en paz. 

lunes, 22 de marzo de 2021

Riptide

 Nieva. Otra vez. El invierno no termina, tampoco en mi cabeza, tampoco donde la sangre bombea.

Me transmite sensaciones contradictorias. A veces la morriña se apodera de mi y no me deja no me deja. Hace que me replantee porqué estoy aquí. Es lo que quiero?

Y las cicatrices, que sanan a la vez que continúan sangrando. Se cerrarán alguna vez? Dejarán de doler? Dejará de pararse el corazón en medio de la noche? Terminará algún día esta sensación de ahogo y este miedo racional e infundido?

Pero ver la nieve me calma. Me gusta ver los copos caer. Silenciosos y suaves. Me dicen que todo irá bien, que todo va y viene. Como la nieve, que llega, congela y se funde. Me recuerda que todo es temporal. Y que se puede encontrar belleza en todas las pequeñas cosas.

jueves, 25 de febrero de 2021

Estoy enfermo

 La próxima vez que tu instinto te diga que no, hazle caso.

Huye y no mires atrás. Aunque después te reconcoman las dudas.

Observa las señales y si la ansiedad vuelve, cierra la puerta.

Se acabó dar y sentirte vacía. El amor es dar y sentirte llena.

martes, 26 de enero de 2021

Talk about love

 Todos los recuerdos bonitos me abrazan tan fuerte que me ahogan. Me persiguen y se enredan entre mis piernas cuando menos lo espero. Hacen que las lágrimas acudan a mis ojos y pararlas se vuelve imposible.

Las ganas de tumbarme con él en la cama se hacen insoportables por momentos y parece que todas las canciones hablen de él.

Nunca me he considerado una persona con mucha fuerza de voluntad. Ahora no dejo de sorprenderme a mi misma, cuando en vez de acurrucarme en su pecho me hago una bola e intento respirar hondo, intentando olvidar la comodidad de sus brazos y el calor de sus buenas noches en mi oído. 

Que ya no sé si es la idealización de esos momentos o si realmente podría funcionar otra vez. Pero intento recordar todo el proceso y añado los momentos en los que mi cabeza gritaba que no pero cedía para no afrontar las consecuencias. Vuelvo a repasar aquellos días en los que me sentía encerrada entre sus brazos y lo que anhelaba era la soledad que ahora me aterra.

Cómo se sale de este bucle que me reconcome?

jueves, 21 de enero de 2021

Cuando no me ves

 Seguí a pesar de las señales, porque por qué no. No puedo perder nada por darle una oportunidad.

Lo tenía que intentar, abrir un poco la coraza para ver qué pasaba. Y lo que pasó fue la vida atropellándome. Dejé de reconocerme en el espejo cuando me miraba. Dejé que decidiera por mi porque estaba demasiado aterrada como para cerrar la puerta a esas alturas. Dejé que pasara lo que me había prometido que no volvería a suceder. Y las ganas de llorar se hicieron insoportables mientras mi cabeza le gritaba que se fuera, pero mi boca solo podía articular un "si, lo siento, quédate".

E igual tiene razón y lo que pasa es que en mi cabeza lo puse como el malo de la peli cuando en realidad no lo era. 

Lo intenté y paré antes de perderme del todo en el intento. Y ahora naufrago entre las dudas, y sigo sin reconocer a la persona que me devuelve la mirada desde el otro lado del espejo. Pero me sonríe y se abraza con todas las personas bonitas que hay en mi red afectiva. Me repiten que no reble, que soy fuerte y que me quieren, y yo ya no necesito mucho más.