jueves, 31 de diciembre de 2015

Noches de boda

Esta noche levantaré la copa por todos los momentos del 2015, hayan sido buenos o malos. La verdad es que creo que puedo contar con los dedos de las manos las veces que he llorado este año, y tampoco pasa nada si no hubiese podido, llorar es bueno, pero eso significa que no he tenido razones, y eso es absolutamente maravilloso.
He reído, abrazado, besado, hecho el amor y follado. He conocido a gente increíble, he desconocido a personas que creía conocer, y he reconocido a otras personas que estaban en mi vida, pero que ni por asomo significaban lo que significan ahora.

Así que primero brindaré por este magnífico 2015, y después lo haré por todo aquello que me depare el 2016, y que estoy segura de que no me dejará indiferente.

Feliz este año y todos los que vienen, eso es lo importante.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Con dos camas vacías

He desaprendido a dormir acompañada, a ir de la mano por la calle con alguien del sexo opuesto, a dar besos teñidos de amor irracional. He desaprendido, por suerte o por desgracia, a pasar noches en vela pensando en alguien, a contar las horas del reloj y a notar que cada segundo es una eternidad.
He desaprendido qué es eso del sexo con amor, qué se siente cuando te estalla el corazón y te flaquean las piernas.

Pero también he aprendido a quererme, como nunca querré a nadie. He aprendido a dormir ocupando toda la cama, a sonreír porque sí, sin buscar ninguna explicación. He aprendido a disfrutar del sexo conmigo y con los demás, a extasiarme con besos de conocidos y de desconocidos también. He aprendido que algunos secretos es mejor tenerlos guardados bajo llave y que otros es mejor compartirlos entre risas y cervezas.

Desaprendí una parte de mí, pero aprendí sobre otra que desconocía. Una recuperable y la otra imperdible.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Sé feliz

Las películas con un argumento pasteloso y tópico, de esas que sabes desde que lees el primer nombre de un actor que va a terminar así. Y ciertamente. Cuando salen los créditos finales te gustaría que hubiera alguien al lado para decirle: ¿lo ves? te lo dije. Pero no hay nadie. Nunca hay nadie.
¿Soy la única a la que le gustan las películas sobre la Navidad? Y que lo mejor de ellas sea que las empiecen a dar dos meses antes. Dos meses viendo películas sobre familias felices abriendo regalos, con enamorados como argumento principal en todas y nieve. Siempre hay nieve. Y la misma sensación de vacío al recordar que desde hace casi dos años hay un hueco en mi mesa, que mis Navidades ya nunca serán las mismas y que esos finales son una mierda, que no se los cree nadie, pero siempre es bonito imaginar que sí.