jueves, 9 de enero de 2014

fljotavik

La realidad te ha golpeado, te ha girado la cara y te ha hecho darte de bruces contra la pared. Has sentido un dolor que jamás habías experimentado, todo te parece irreal. Recuerdas cómo contemplaste la escena, pero era como si estuvieras viéndola desde fuera, te das cuenta de que no sentiste ni una mínima parte del dolor que ahora te oprime el corazón y te rompe el alma desprendiéndose de ella un pedacito que ya jamás va a volver, porque se fue con la puesta de sol más bonita que hayas visto jamás. Y ahora está dentro de una caja de la que no va a salir, nunca. Ya jamás volverás a oler su perfume, ni a verlo sonreír. Jamás vas a poder volver a llamar a nadie yayo. No volverás a sentir sus manos ásperas acariciándote la cabeza, ni a oír sus ronquidos. Se ha ido y te ha dejado aquí, sola, sin saber qué hacer con todo esto que te abruma. Repartiste los recordatorios observando cómo la gente te miraba, quizá con lástima, y no ha sido hasta que has visto uno de ellos que no has abierto los ojos y comprendido lo que ha pasado. Que la verdad duele, pero tu ausencia aún más.

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